yer mientras dormías, intuyendo tu silenciosa respiración por el movimiento de tu pecho, me enorgullecía de tí, mi vida, lo mejor que nunca he hecho. Apenas cinco años de vida que te llevo queriendo y cada día que pasa, con cada nueva palabra tuya, con cada gesto más te quiero. Recuerdo con alegría mis primeros momentos junto a tí, y ya entonces tus dos océanos azules me miraban tiernos e intensos, tanto, que no pude evitar dejar escapar las lágrimas mientras besaba tus sonrosadas mejillas y acariciaba tu escaso y rubio pelo. Aún me sigues pidiendo que te coja entre mis brazos como a un bebe pequeño aunque ni lo eres por tamaño, ni mucho menos por peso, pero miro esa carita y aprovecho el momento, y me estremezco al pensar que llegará el día en que no pueda hacerlo porque tu ya no quieras porque incluso hasta te molestará que te coma a besos, esos que me das ahora con tanto cariño, que hacen que me derrita por dentro y más cuando los acompañas con un "mami, te quiero". ...