Segundas oportunidades



Mucho tiempo sin acercarme a este rincón que ya cría telarañas y polvo, pero al que sin embargo me he resistido a echar el candado definitivo.
Me arrepentí de hacerlo con mis primeros post en la plataforma ya.com, (porque tenía algunos textos buenos sin guardar y que inevitablemente he perdido, snif), y no quería caer en el mismo error.
Pero básicamente creo que este blog está plagado de referencias literarias que pueden resultar sugerentes a los aficionados a la lectura así que le brindo una segunda oportunidad ahora que se acerca el buen tiempo y es problabe, (confío, deseo, espero), tener más tiempo para actualizarlo.
Muchos libros han caído por mis manos desde mi post de septiembre, una gran mayoría muy reseñables y otros bastante olvidables. Sólo por eso, tienen sentido compartir esta experiencia y pediros, si aún queda alguien ahí, al otro lado, sugerencias de lectura.
Hoy, rompiendo mi forma habitual de referencia bibliográfica, voy a proponeros que me acompañéis en el universo femenino que podemos descubrir en "El albergue de las mujeres tristes" de la chilena Marcela Serrano.
Tiene ya algunos años y en su día, aunque lo compre casi impulsivamente por su argumento, terminé abandonándolo en la estanteria ya no del salón, sino de la bodega, porque me resulto complicado de leer.
No, no se trata de un tratado médico plagado de tecnicismos o términos científicos escritos en lengua muerta. Pero es una historia narrada en castellano iberoamericano, con lo que algunos jiros y palabras convierten su lectura en una carrera plagada de obstáculos linguísticos.
Pasados ya algunos años, con algunos años más a las espaldas, más experiencias vividas, en diaria convivencia con personas procedentes de todos los países latinoamericanos en busca de la oportunidad que ni siquiera encontramos los nacidos aquí y, básicamente, mi disminución en adquirir nuevos libros por aquello de reducir gastos, me llevaron de nuevo a pasar mi mano por la estantería de "los olvidados" para ver qué podía rescatar. Y allí estaba ella.
Lo estoy paladeando despacio, intentando captar el mensaje a pesar de las trabas linguísticas de algunos pasajes, existen sólo que ahora las acepto como algo "natural" y sencillamente me dejo arrastrar por sus personajes que se abren a mí sin tapujos demostrando una vez más, que con indepencia del lenguaje, hay sentimientos universales.
Me está gustando la experiencia e incluso acarició el deseo de que un lugar así al que describe la autora, existiera aquí (igual lo hay, lo desconozco). Un rincón apartado donde realizar un viaje al interior de uno mismo para superar el dolor y volver a la vida con energías renovadas, conscientes de nuestras equivocaciones pero sin olvidar muchos de nuestros aciertos. Y sobre todo, para aprender a convivir eliminando las cargas morales, culturales y religiosas de la guerra de sexos.
Que ganas tenía de escribir. Después de todo, no se me había olvidado tanto como pensaba.
Escuchando POL 3.14 "Bipolar"

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