Paisajes urbanos
Si hay un lugar donde la vida nunca se detiene, pese a presencias y/o ausencias, sin duda es la ciudad. Las mismas calles de siempre pero cada día distintas según incida en ellas una u otra luz. El trasiego del tráfico, el deambular de la gente que asume como un sonido cotidiano la sirena estridente de la ambulancia, sin detenerse a preguntar qué ha pasado. El paso veloz de una patrulla con sus oscilantes luces azules no calla las conversaciones y si capta alguna furtiva mirada enseguida la pierde porque se posa en un escaparate. Se escucha una maldición por tropezar con un adoquín fuera de lugar. Perros que sortean el trasiego de apresurados peatones con la mirada al frente. Personas que se acodan en la barandilla de una terraza, otras que agitan desapasionadas manteles por la ventana. Palomas que hábiles atrapan restos de pan entre las despintadas rayas de un paso de peatones. Neones verdes de farmacias, farolillos rojos que prenden de negocios que regentan ci...