La Cortesana
Bajo este título, Sarah Dunant nos transporta a la Roma de 1512, antes de su saqueo, que obligó al exilio forzado de todos aquellos que no murieron en el asalto a la gran ciudad. Dos de ellos son la cortesana Fiammetta y su fiel enano Bucino, que en su precipitada huida se han visto obligados a transportar en sus estómagos algunas joyas que les permitirán empezar de nuevo en el lugar que fijan como destino para el futuro: Venecia.
La Venecia a la que llegan es una ciudad opulenta, donde la autonomía de su gobierno es tan estricta como grandes los excesos, la lujuria y el pecado. No sin dificultades, cimentarán de nuevo la sociedad que ya les hiciera famosos en Roma y que les dará acceso a las virtudes públicas y los vicios ocultos de sus habitantes que constituyen la razón de su supervivencia.
Un encomiable retrato de una época y del oficio más antigüo del mundo con toda la sordidez, crudeza y no poca inteligencia de una de la figuras femeninas con más poder, y no sólo en la cama, de la sociedad de mediados del S. XVI: la cortesana.
Extraordinaria composición de personajes, especialmente el hilo conductor de la historia, Bucino y de unos extraordinarios secundarios entre los que destaca La Draga, que representa la figura de la bruja/curandera de la época tan íntimamente ligada a la sociedad como la anterior, y sin embargo públicamente condenada.
Uno se sumerge en la historia con facilidad y la sigue con interés creciente a lo largo de sus 446 páginas hasta su inevitable final, triste, conocido y sin embargo, abierto a la esperanza.
Un auténtico placer que explora sin pudor alguno el alma humana.
Calificación: Sobresaliente.
Lo mejor: Bucino, tan enorme persona como pequeño su tamaño; el personaje de la Draga y la trama de engaño, traición, celos, amor y redención que giran en torno a él; los diálogos de una intensidad demoledora y de gran verosimilitud.
Lo peor: Quizá el diluído protagonismo de la protagonista del título, Fiammeta.
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