Las cosas de Paco y Juana 2: "La barbacoa"
- A ver, Paco. ¿En qué momento pensaste que era buena idea organizar una barbacoa en casa?
- Cari, si es la mar de sencillo. Yo me encargo de todo.
- Claro, dejándolo todo manga por hombro, bebiendo cervezas a gogó y que yo ande plato arriba, plato abajo, bebidas... Además. Los chicos no comen esas cosa. Ya sabes que no les gustan. Tendría que hacer algo aparte.
- Pues un cacerolo de espaguetties y a correr, Juana. Sin complicaciones.
- Como seguro que no los habrán comido en su casa en toda la semana, vamos y les ponemos más. Para que vean que no sé preparar nada más.
- ¿En serio te crees que los chicos sabrían apreciar una comida elaborada? Se pasarían media comida espurgando en el plato para quitar las hierbas aromáticas, el ajo, preguntando a cada rato ¿qué es esto?... Los adultos vienen a pasar un rato divertido, donde podamos dejar a los chicos a su bola y disfrutar. Si quieren un restaurante no van a venir precisamente a casa.
- Me estás cansando ya con meterte con mi forma de cocinar.
- Cari, es que siempre te lo tomas por la tremenda. Me refiero a que nadie va a venir a juzgar el menú sino a pasar un buen rato. Relájate, mujer.
- Claro, claro... qué fácil. Metemos a diez familias en casa pero va a ser algo muy manejable.
- Mira Juana. La comida va a ser a base de chuletones, choricitos. Ponemos también unas bandejas de queso, de jamón, mucho pan, buen vino, cerveza y ya está.
- Muy sano todo, claro.
- Cari, puedes preparar una de tus ensaladas para rebajar, si quieres. Pero luego no digas que es que te quiero dar trabajo.
- Pues ya que es barbacoa, podrías asar unas verduritas Paco.
- Juana, ¿tú sabes el lío que sería? Bastante tendré con dejar la carne en su punto. Anda, si sólo tienes que hechar en una ensaladera unas hojitas, unos tomates y unas latitas de atún.
- Y la comida de los chicos, Paco, no te olvides.
- ¿Cocer unos espaghetties? Si eso lo hago hasta yo.
- Te tomo la palabra.
- Juana...
- Arreglado Paco. Oye. Échale un ojo a los niños que voy a salir a comprar platos, vasos y cubiertos desechables. Y un mantel. ¡Ah! Vino, que no se me olvide el vino ni las cervezas. Y para los niños, bueno compro algo sin gas pero que beban agua. Directamente.
- Pero Juana...
- Me llevo el coche, Paco. No sé lo que tardaré porque luego me pasaré por casa de Cristina. Ayer tenía una entrevista de trabajo y quiero que me cuente cómo le ha ido. ¡Chicos! Voy a comprar. Si necesitáis algo se lo pedís a papá. Te quiero mucho, cariño. Si tienes razón. Me complico mucho.
Con lo fácil que es todo.
¡Hala! ¿Querías barbacoa? Pues toma barbacoa. Un plan perfecto y sencillo.
- Cris, soy Juana. Oye voy a hacer unas compras. ¿Me paso a buscarte y aprovechamos para chafardear algo en el centro comercial?
En casa, Paco está haciendo un pequeño reajuste en el número de invitados.
- Papá - le interpela Paula - ¿vienen Katy y Leticia este finde?
- Uy, cielo. Creo que sus papás no pueden esta semana.
- Pero es que yo quiero que vengan. Marcos y Luisa son muy aburridos y Alejandra estará todo el rato con Héctor.
- No te preocupes, Paula, no podrán venir tampoco.
- ¿Pero entonces quién viene, papá? ¿Vamos a estar solos yo y Héctor con los mayores? Dijiste que iba a ser una gran fiesta, que íbamos a pasarlo muy bien...
- Pero así podrás estar con tu hermano haciendo esas cosas chulas que tanto le gustan. Jugareis juntos a la Play.
- ¡No quiero jugar a la Play! - comienza a lloriquear Paula - Quiero que vengan Katy, Leticia, incluso Marcos y Luisa. Héctor nunca quiere jugar conmigo. Dice que soy una cría - Termina diciendo a moco tendido y corriendo hacia su habitación
Paco vuelve a reajustar la lista. ¡Qué remedio! Vaya marrón. Si es que al final Juana va a tener razón.
¿En qué momento pensó que organizar una barbacoa era una idea genial?
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