Amante oscuro
Es increíble la cantidad de sagas vampíricas que existen, la gran mayoría escritas por y para mujeres, como esta que os presento hoy de "La hermandad de la daga negra I: Amante Oscuro" de la estadounidense J.R. Ward.
Sinceramente, no tenía muchas espectativas cuando comencé el libro, también es cierto que había quedado algo saturada con los "cazadores oscuros" de Sherrilyn Kenyon , por lo que sin duda, me sorprendí disfrutando de su lectura más de lo que había imaginado.
No es una historia que enganche desde el principio, porque como buena saga que se precie, tiene en sus primeros capítulos mucho de introducción en el universo que la autora pretende crear, algo que no es malo siempre que no tenga puntos comunes con otras sagas, cosa que a esta le sucede hasta que Ward reconduce la historia y la hace propia, sacando fuera los complejos a odiosas comparaciones y trazando el camino a una nueva visión del siempre atractivo mito del vampiro. Y como en el caso de Kenyon, (Anne Rice son palabras mayores), el/los protagonista/s son super guapos, super aguerridos y con un nivel de testosterona en sangre tan alto, suficiente como para lubricar las fantasias eróticas de la mitad de la población femenina mundial, (las mujeres caen rendidas a sus innegables encantos y practican unas sesiones amatorias dignas del kama-sutra). Afortunadamente, no resulta excesiva en este aspecto, que no es que sea malo, pero inevitablemente condena a la lectura a un público masivamente femenino, por no decir totalmente. Y es una lástima, porque aunque este es el libro más flojo de la saga (de los tres que he leído hasta ahora editados en castellano), tiene otros aspectos narrativos muy interesantes, revisiones del mito, esquemas de conductas y personajes muy bien definidos en una trama que va cogiendo un ritmo bueno, fácil de seguir, aunque sin muchos sobresaltos, hasta el final.
Al contrario de otras sagas, que mantienen una independencia entre unos y otros libros aunque hilen algo de los anteriores recurriendo al cansino recurso de reiterar una y otra vez algunos aspectos, estamos ante libros que requieren de la lectura de los anteriores, ya no tanto por la historia de los protagonistas, que en cada libro se centran en un miembro distinto de la hermandad, sino por las subtramas y por la evolución de los enemigos, de escasa/nula efectividad en esta primera entrega.
En esta ocasión, acompañamos al más veterano de los miembros de la "Hermandad de la Daga Negra" Whrath ante el reto de asumir la autoridad real sobre el resto de hermanos, cuyo propósito es proteger al resto de su especie, vampiros, de sus enemigos declarados, los restrictores, que son humanos sin alma que quieren erradicar a los vampiros de la faz de la tierra para declararse en hegemonía sobre todo ser viviente. Porque en esta ocasión, los vampiros no son enemigos de los humanos. No hay ataques a estos ni la alimentación los requiere, algo distinto hasta lo que ahora nos tenían acostumbrado en este género, pues sólo se alimentan de seres de su especie para mantener la pureza de su raza. Pero sin llegar a ser guardianes exactamente de los humanos.
Pero en su camino, se cruzara una responsabilidad adicional: proteger la vida de Beth, la hija mestiza de uno de los hermanos, muerto durante un atentado ideado por los restrictores.
Beth, mitad humana, mitad vampiro, está próxima a cumplir los veinticinco años, la época de transición que todo vampiro ha de pasar para desarrollar todas sus habilidades. Una metamorfosis de la que ella no es ni remotamente consciente pues desconoce sus orígenes y cree ser una mujer más con un trabajo mediocre, una infancia en orfanatos y familias de acogida y sin suerte alguna en el amor. Hasta que Whrath se cruza en su camino.
Se echa de menos algo más de acción, pero en líneas generales el libro se lee con interés, uno se termina por introducir en la historia y al final, desea saber más sobre estos extraordinarios seres y su mundo. Objetivo cumplido de la autora. Ha nacido una saga.
Calificación: Bien
Para aquellos que echaron de menos algo más adulto en la saga "Crepúsculo" de Stephanie Meyer.
Lo mejor: Las variaciones que se hacen del mito, interesantes, y confiriéndoles un toque más animal que sobrenatural; la construcción de sus personajes; la historia de amor.
Lo peor: Su arranque algo lento; la poca presencia y algo "sosa" de los malos de la historia.
Escuchando ONE REPUBLIC "Apologize"
Sinceramente, no tenía muchas espectativas cuando comencé el libro, también es cierto que había quedado algo saturada con los "cazadores oscuros" de Sherrilyn Kenyon , por lo que sin duda, me sorprendí disfrutando de su lectura más de lo que había imaginado.
No es una historia que enganche desde el principio, porque como buena saga que se precie, tiene en sus primeros capítulos mucho de introducción en el universo que la autora pretende crear, algo que no es malo siempre que no tenga puntos comunes con otras sagas, cosa que a esta le sucede hasta que Ward reconduce la historia y la hace propia, sacando fuera los complejos a odiosas comparaciones y trazando el camino a una nueva visión del siempre atractivo mito del vampiro. Y como en el caso de Kenyon, (Anne Rice son palabras mayores), el/los protagonista/s son super guapos, super aguerridos y con un nivel de testosterona en sangre tan alto, suficiente como para lubricar las fantasias eróticas de la mitad de la población femenina mundial, (las mujeres caen rendidas a sus innegables encantos y practican unas sesiones amatorias dignas del kama-sutra). Afortunadamente, no resulta excesiva en este aspecto, que no es que sea malo, pero inevitablemente condena a la lectura a un público masivamente femenino, por no decir totalmente. Y es una lástima, porque aunque este es el libro más flojo de la saga (de los tres que he leído hasta ahora editados en castellano), tiene otros aspectos narrativos muy interesantes, revisiones del mito, esquemas de conductas y personajes muy bien definidos en una trama que va cogiendo un ritmo bueno, fácil de seguir, aunque sin muchos sobresaltos, hasta el final.
Al contrario de otras sagas, que mantienen una independencia entre unos y otros libros aunque hilen algo de los anteriores recurriendo al cansino recurso de reiterar una y otra vez algunos aspectos, estamos ante libros que requieren de la lectura de los anteriores, ya no tanto por la historia de los protagonistas, que en cada libro se centran en un miembro distinto de la hermandad, sino por las subtramas y por la evolución de los enemigos, de escasa/nula efectividad en esta primera entrega.
En esta ocasión, acompañamos al más veterano de los miembros de la "Hermandad de la Daga Negra" Whrath ante el reto de asumir la autoridad real sobre el resto de hermanos, cuyo propósito es proteger al resto de su especie, vampiros, de sus enemigos declarados, los restrictores, que son humanos sin alma que quieren erradicar a los vampiros de la faz de la tierra para declararse en hegemonía sobre todo ser viviente. Porque en esta ocasión, los vampiros no son enemigos de los humanos. No hay ataques a estos ni la alimentación los requiere, algo distinto hasta lo que ahora nos tenían acostumbrado en este género, pues sólo se alimentan de seres de su especie para mantener la pureza de su raza. Pero sin llegar a ser guardianes exactamente de los humanos.
Pero en su camino, se cruzara una responsabilidad adicional: proteger la vida de Beth, la hija mestiza de uno de los hermanos, muerto durante un atentado ideado por los restrictores.
Beth, mitad humana, mitad vampiro, está próxima a cumplir los veinticinco años, la época de transición que todo vampiro ha de pasar para desarrollar todas sus habilidades. Una metamorfosis de la que ella no es ni remotamente consciente pues desconoce sus orígenes y cree ser una mujer más con un trabajo mediocre, una infancia en orfanatos y familias de acogida y sin suerte alguna en el amor. Hasta que Whrath se cruza en su camino.
Se echa de menos algo más de acción, pero en líneas generales el libro se lee con interés, uno se termina por introducir en la historia y al final, desea saber más sobre estos extraordinarios seres y su mundo. Objetivo cumplido de la autora. Ha nacido una saga.
Calificación: Bien
Para aquellos que echaron de menos algo más adulto en la saga "Crepúsculo" de Stephanie Meyer.
Lo mejor: Las variaciones que se hacen del mito, interesantes, y confiriéndoles un toque más animal que sobrenatural; la construcción de sus personajes; la historia de amor.
Lo peor: Su arranque algo lento; la poca presencia y algo "sosa" de los malos de la historia.
Escuchando ONE REPUBLIC "Apologize"
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