Legado en los huesos
Al igual que su antecesora, está mal calificada como novela policiáca o negra pues si bien la protagonista es policía, la trama principal, como ya sucediera en el primer libro, se ve solapada por la historia familiar y la mezcla con elementos de las leyendas vasco-navarras. Por ello, su mejor descripción sería la de novela de intriga, que la mantiene y consigue a lo largo de la narración, si bien permitiéndose multitud de licencias.
De nuevo regresamos al valle de Baztán, concretamente a Elizondo, el pueblo natal de la protagonista, a raíz del juicio contra el padre de Johanna Márquez, por el asesinato de la misma, que se desarrolló en el primér libro.
En su desplazamiento a la sala donde va ser juzgado, el acusado termina suicidándose de forma salvaje dejando una nota para Amaia, la inspectora que llevó la investigación del asesinato de su hija y actual jefa de homicidios, en la que sólo hay una extraña palabra escrita en su etimología original: "tarttalo".
Con este potente arranque, cualquiera auguraría un libro lleno de un ritmo más trepidante y mejorado en el aspecto de la investigación a diferencia del anterior. Lamentablemente, no es así.
Una vez más, la trama personal paralela de la vida de la protagonista, absorbe gran parte de la atención de la historia, eclipsando enormemente la investigación policial que, pese al empeño de la autora, no consigue la verosimilitud necesaria para sentirla real.
Existen algunas incongruencias temporales que empañan una evolución ágil de la historia por el desacierto en la elección de los apellidos del equipo policial de Amaia, que llevan a confusió.
Incluso hacia el final de la historia, hay un grave error al respecto, cuando se solicita que uno de ellos se desplace a Pamplona cuando se encuentra en Elizondo, a unos 30 kilómetros de distancia según hemos sabido con anterioridad, y que aparece sin más en la página siguiente obviando este dato !!!!.
Al final de "El guardián invisible", Amaia descubría que estaba embarazada. Este comienza poco antes de dar a luz, continuando con la posterior baja por maternidad de la protagonista durante la que sucederán hechos que conectan el suicidio del principio con el caso del primer libro, y otro que se inicia en esta historia.
Lógicamente la situación personal de la protagonista no es la misma. Ahora tiene la responsabilidad de la maternidad, muy bien perfilada, con esos matices de autoreproche que sentimos las madres trabajadores de no estar a la altura de semejante reto. Bien establecidos los problemas que surgen en la pareja con esta situación pero poco aprovechados. A veces resulta poco creíble que, con el pasado de la protagonista, afronte la maternidad y el trabajo tan eficientemente, máxime cuando las connotaciones del nuevo caso comienzan a tener tintes de ser algo personal contra ella y su familia.
Entra en juego de nuevo esa aterradora madre del primer libro, acechante, de la que se nos van mostrando aspectos más terribles de su personalidad y vida y sin embargo, quizá el abuso de los mismos, pierde su efectividad como elemento de angustia, tan palpable en el primer libro.
También la reaparición de algunos personajes familiares del primer libro en este, resultan inverosímiles si tenemos en cuenta la situación que viven en la actualidad y como acabaron en la primera parte. Nos faltan datos. O los que nos da la autora, no son suficientes para justificar.
Aquí la naturaleza, el bosque, cobra protagonismo como un personaje más pero inquieta de una forma muy "impostada", no consigue la grandeza devoradora del primer libro.
Es como si Dolores hubiera concebido algo más grande y en la edición final le hubieran recortado pasajes por lo que la historia, queda coja.
Intenta introducir un elemento personal desestabilizador en la vida de pareja de la protagonista con la figura del juez Markina pero, mientras las reacciones de ella están explicadas de cabo a rabo, desconocemos el origen de la naturaleza de los sentimientos del juez hacia Amaia y el por qué de su interés pese a la situación personal de la inspectora y sus continuos rechazos.
Hay exceso de reiteraciones en la parte de la investigación sobre todo lo que hace referencia a la dificultad de coordinar la información entre los distintos cuerpos de seguridad de Estado.
La primera vez, queda bien, incluso puede ser una crítica velada. La segunda suena a excusa y la tercera ocasión, directamente, no nos la creemos, porque hay un punto donde todos ayudan a todos. Incongruente, pero cierto.
Se echa de menos el factor mágico tan bien trabajado en "El enemigo invisible", presente aquí igualmente pero más como factor supersticioso que con la lógica naturaleza de una fuerza por encima de todo de la que, se supone, Amaia es capaz de llevar al plano real.
El final es precipitado y confuso y tras el mismo uno se queda con la pregunta: "¿y ahora qué?" en los labios.
Mucho tiene que dar la vuelta la historia para que la última entrega cierre adecuadamente lo que se perfilaba como una gran trilogía.
Calificación: Bien
Entretenida, curiosa en algunos aspectos, pero plantea muchas más dudas de las que resuelve.
Lo mejor: Una vez más, cuando se retrocede en el tiempo y sabemos más de la extraña madre de Amaia; La leyenda, aunque muy mal aprovechada en esta ocasión;
Lo peor: su parte policial, poco creíble pese al esforzado trabajo de la autora; la relación? de Markina con Amaia; el "autor" de los crímenes y sus motivaciones de manual; que no se haya sacado mucho más provecho al factor paranormal que tan buenos resultados dio en la primera entrega.
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