Ofrenda a la tormenta

Hoy os traigo el libro que cierra la trilogía del Baztán que inició Dolores Redondo con "El guardián invisible", abriendo para todos nosotros un nombre nuevo en el resurgir de la novela negra en español.
Como aquél primer libro, este afronta con nuevos bríos, más dinamismo y fuerza, el desenlace de los asesinatos que han tenido en jaque a la inspectora Amaia Salazar y a su equipo de investigación.
Por fortuna, abandona la reiteración innecesaria de la que adolecía el segundo libro, "Legado en los huesos", quizá el más flojo de los tres.
Además, al tratarse de la parte final de la historia, se centra más en la trama policial, lo que es de agradecer y que tanto se echa de menos en los anteriores, sin abandonar las tramas familiares aunque dejándolas en un segundo plano, como complemento, lo que hace que la narración fluya  manteniendo el interés desde el principio hasta el final.
No obstante, existen, como en sus predecesoras, errores de bulto e inverosimilitudes que perjudican un poco la credibilidad de las situaciones y algunos hechos si bien sin perjudicar al conjunto.
Entre ellos, destacaría por ejemplo el conflicto conyugal que se plantea entre Salazar y James, su marido, cuando este último se ve obligado a regresar a E.E.U.U. para la operación de su padre para lo que la inspectora debe solicitar un permiso que realmente nunca llega a hacer, que es motivo de discusión de la pareja y que la autora elimina poniéndola de  vacaciones, asignándole en ese mismo período la asistencia a un curso en Quántico y sin embargo, si bien es cierto que algunos sucesos pueden motivar la suspensión de sus vacaciones, no se menciona en ningún momento y permanece en activo y en la investigación hasta el final.
Por otro parte, está su amigo de nueva Orleans, Dupreé, ese misterioso agente del FBI que sólo la llama en la noche,  cuando ella lo necesita, para orientarla. Hasta ahí bien.
Pero a diferencia de los otros libros, se da una situación que impide que haya una conversación fluída en la que la inspectora pueda informarle puntualmente de todos los avances de la investigación y, sin embargo, recibirá respuestas. ¿Quién le ha facilitado los datos a Dupreé? ¿Es vidente?
Aunque si tenemos en cuenta el modo en que se resuelve el libro, creo que habrá más historias protagonizadas por ambos donde se nos desvelarán estas incógnitas.
Hacia la mitad del relato, tenemos fundadas sospechas del culpable, aunque hay que reconocer que el climax final de la historia, donde se confirma nuestra sospecha así como el grado de implicación del culpable, el escenario en que ocurre, es de lo mejorcito.
De este modo, Redondo concluye de forma satisfactoria una historia con momentos brillantes pese a sus errores, ofreciéndonos la posibilidad de poder encontrárnosla de nuevo en nuestro camino.

Calificación: notable.
Imprescindible la lectura previa de los libros anteriores aunque, nadie se asuste, no resulta pesada en absoluto.

Lo mejor: Por fin la trama policial cobra la entidad que se echaba de menos en los anteriores libros; la capacidad de plasmar los interconflictos de los personajes que tienen una construcción psicológica muy buena; la relación Markina-Salazar: digna de estudio; el giro inesperado que toma la historia a raíz de un asesinato que nunca habríamos imaginado; la coralidad del libro donde por fin conocemos mucho mejor a otros personajes; su brutal inicio; su climax final.

Lo peor: Algunas inverosimilitudes; que se ha descuidado mucho la trama familiar, especialmente la relación madre-hijo de la protagonista teniendo en cuenta los antecedentes

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