El último asalto
Podrá parecernos más o menos soberbio.
Podra pararecernos pedante o irritante.
Lo que nunca ha conseguido Pedro J. Ramírez es dejarnos indiferentes.
Personalmente, yo he sido una fiel seguidora suya desde mi época estudiantil, cuando entonces era el director de "Diario 16", consiguiendo dar una imagen renovada, fresca e informativa a un rotativo que estaba condenado al cierre.
De poco sirvió su validez profesional pues su investigación sobre los GAL, durante el gobierno de Felipe González, le llevo a su cese como director del periódico y a ser víctima de una campaña de desprestigio personal mediante la aparición de un video, grabado con cámara oculta, donde aparecía manteniendo relaciones sexuales "fuera de lo habitual" y distribuido anónimamente.
A pesar de este duro golpe contra algo tan sagrado y reconocido constitucionalmente como "derecho a la intimidad", resurge con fuerza creando en 1989 el diario con mayor tirada en España, pionero en el periodismo de investigación, "El Mundo", a cuyo mando ha estado la friolera de 25 años hasta ser, de nuevo, destituido de forma sorpresiva en la tarde de ayer.
Propulsor de una forma de ejercer el periodismo agresiva y hasta sus últimas consecuencias en la búsqueda de la verdad, a él se deben la difusión informativa de los mayores escándalos de la sociedad política y monárquica producidos en los últimos años en España, hecho que le ha granjeado no pocos enemigos entre compañeros de gremio.
Lejos de arredrarse, usaba como tribuna su "Carta" de los domingos para enviar señales que despertasen a la aletargada sociedad española y de prudencia contra aquellos que iban dirigidas.
Encomiable la elección de sus citas diarias en la cabecera de su periódico, toda una declaración de intenciones a los ojos de los lectores más avezados.
Si bien ha pecado en no pocas ocasiones de nadar y guardar la ropa, estoy convencida que no tanto por miedo como por seguridad de la fuente/s de que se nutría, inició a finales del año pasado una renovación en la forma de ofrecer la información de su diario beneficiándose del uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías y contando, como pocos, con la siempre constructiva aportación de sus lectores, tanto la crítica (ésta más si cabe) como la favorable, y consolidando su alianza informativa con otros medios que trabajan en su misma línea editorial como Libertad digital.
Tengo el convencimiento de que él ya tenía asumido que esto iba a suceder, más bien pronto que tarde, y que pese a que algunos hoy den palmas con las orejas por haberlo quitado de "circulación", en realidad está preparando un último combate, más elaborado, más eficaz y contundente del que deseo salga victorioso.
Nada tiene que perder.
Le quitaron su intimidad.
Le robaron su tribuna de opinión/ información hasta en dos ocasiones.
A la tercera, va la vencida!!!
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